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TRES CLASES DE CREYENTES

 

     
TRES CLASES DE CREYENTES
     

Permítame tomar algo aquí, sólo para mostrarle a Ud. una cosita y no se le olvide; voy a hacerle una pequeña ilustración. Voy a poner...¿Cuántas gene-...nacionalidades de gente hay en el mundo? Hay tres: El pueblo de Cam, de Sem, y de Jafet. ¿Cuántos saben esto? Nosotros provenimos de esos tres hijos de Noé. Del Pueblo de Cam, del pueblo de Sem...El pueblo de Jafet son los Anglosajones,...Son las tres generaciones: El Judío, el Gentil y el mitad Judío y mitad Gentil. Ahora fíjese, cuando eso...este es Cam...Sem, Cam, y Jafet.


57-0925 (v) Preguntas Y Respuestas Hebreos, Parte I Jeff QA on Hebrews Part 1

“Creyentes, incrédulos y manufacturados”

“¿EN CUÁL GRUPO ESTAS?”

 

“Y muchos de sus discípulos oyéndolo, dijeron: Dura es tu palabra: ¿quién la puede oír? Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre que sube donde estaba primero?

El Espíritu es el que da vida: la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son Espíritu y son Vida.

Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis vosotros iros también? Y respondióle Pedro: Señor, ¿a quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.

Jesús le respondió: ¿No he escogido yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo.

Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce. Juan 6: 60 al 71

*

Existen tres clases de personas, primeramente tenemos a los creyentes, luego los creyentes manufacturados y por último a los incrédulos . Esos tres grupos siempre han existido y seguramente siempre lo será hasta la venida del Señor.

Quiero que mientras predico cada uno de nosotros nos identifiquemos en cuál de estos tres grupos estamos. Recuerden, he dicho CREYENTES , mi tema es sobre creyentes.

Ahora el primero del que quiero hablarles es acerca del creyente . Él es quien verdaderamente cree; es decir, uno que cree como creyeron los discípulos. La porción que leímos servirá como ejemplo. El primero es un creyente genuino. La fe viene por el oír, el oír la Palabra de Dios y la Palabra de Dios es Cristo. El creyente es el que cree la Palabra, la acepta, él no cree dogmas sino la Palabra.

Para ser un creyente no tiene que ser indispensablemente una persona inteligente en la manera como el mundo considera la inteligencia; tampoco tiene que ser una persona educada, es decir, en la forma como el mundo considera la educación. La Biblia dice que el hombre que hizo esta declaración, era tanto ignorante como sin educación, estoy hablando de Pedro . Él no era considerado una persona muy inteligente. Entonces Pedro, una persona sin educación, ya había visto la Palabra del día presente absolutamente vindicada; pues Dios había prometido que para ese día habría uno que se levantaría de entre ellos mismos y sería profeta. Para Simón Pedro era difícil creerlo porque había visto tantos impostores pero cuando vio claramente la genuina Palabra de esa edad, entonces estaba plenamente convencido de quién era Jesús. Él fue quien dijo: “¿Señor, a quién iremos?” Eso sucedió cuando la multitud se estaba dividiendo en creyentes, incrédulos y creyentes manufacturados.

Los tres grupos estaban allí parados en esa multitud de gente: Creyentes, Creyentes Manufacturados e Incrédulos. Las Palabras que Cristo habló dividieron la congregación, pero tuvo que ser así. Pedro estaba convencido que ése era el Mesías, por lo tanto, no le importaba lo que decían los demás, él estaba convencido en sí mismo. Pedro le dijo al Señor: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente” .

Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, [Tú no aprendiste esto de un libro ni de un credo, ni del catecismo] mas mi Padre que está en los Cielos te lo ha revelado”. Ése era un creyente genuino porque tenía la Revelación Espiritual de la Palabra.

“Tú eres Simón y sobre esta piedra, [La Revelación de quién soy Yo] y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Con razón Simón dijo: “¿A quién iremos? ” Cuando Jesús les dijo: “¿Queréis vosotros iros también? Señor, sólo Tú tienes Palabras de Vida Eterna”. No era sólo que Él tenía Palabras de Vida Eterna sino Él era La Palabra de Vida Eterna y Simón reconocía claramente esto y cuando lo reconoció, eso fue lo que guardó su esperanza, cuando le fue revelado que Jesús era la Palabra Viviente.

Ahora estamos viviendo en la edad de Laodicea y nos ha sido enseñado que en esta edad es cuando Cristo ha sido echado fuera de la iglesia y Él permanece tocando a la puerta procurando entrar. Entonces al ver lo que está sucediendo, ya sabemos en qué tiempo estamos viviendo. Estamos en el final de la historia del Mundo. El libro ahora está siendo terminado; algún día será escrita la última línea, entonces se cerrará y el tiempo no será más. Los Ángeles desde los Cielos están contemplándolo todo. ¡Qué tiempo nos ha tocado vivir: el tiempo más glorioso! Los hombres de todas las edades anhelaban vivir en este tiempo. Los profetas de la antigüedad anhelaban ver este tiempo pero no tuvieron ese privilegio.

Otro ejemplo de un genuino creyente fue Daniel. Cuando la iglesia estaba en cautiverio en Babilonia, Daniel creyó a Dios y a él no le importaba lo que los demás decían: “Proclamaremos un decreto para que no oren a otros dioses sino sólo a la imagen de este santo”.

Pero Daniel no le puso atención a esas necedades porque él ya había oído a Dios. Daniel no se puso al lado de la iglesia moderna. Él era profeta y creía que lo que decía Dios era la Verdad. Daniel creyó a Dios y él era un creyente genuino que aún los leones no se lo pudieron comer. Él tenía algo real y genuino. Él era un creyente.

David fue otro creyente, él era un joven rechazado por sus hermanos que lo trataban mal porque era el más pequeño, no tenía tamaño para vestirse con una armadura y eso le impedía ir a la guerra, sin embargo, llegó a la batalla como creyente. Ahora, mientras cuidaba las ovejas de su padre en el desierto, tenía sólo una honda como protección en aquellos montes donde había leones, osos, lobos y demás animales. Un día surgió una emergencia, un león agarró a uno de sus corderitos y se lo llevó. Él fue tras el león con su honda y con una sola piedra derribó al león y lo mató, quitándole la oveja. Todo porque él había tenido una experiencia, él había probado a Dios en cuanto a Su Palabra. Tampoco tenía temor al gigante Goliath, que fue el incrédulo que maldijo a David en el nombre de su dios. Goliat era un guerrero y sin duda su vestidura de metal pesaba más de ciento cincuenta kilos. ¡Qué oposición tan tremenda! Allí estaba él jactándose y vanagloriándose. ¿Ve Ud.? Cuando el diablo piensa que lo tiene todo a su favor, entonces es cuando se jacta, pero en esta ocasión se encontró con el que no esperaba conseguirse.

David exclamó: “¿Me van a hacer creer que siendo Uds. el ejército del Único Dios Viviente, se van a quedar quietos y permitir que este Filisteo incircunciso los desafíe?” Él se quedó perplejo ante esta situación. ¿Por qué? Porque David era un creyente y los demás creyentes manufacturados.

Goliat le dijo : “Ven a mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo”. David dijo: “Tú vienes a mí con espada y lanza y escudo; mas yo vengo a ti en el Nombre de Jehová de los ejércitos...” Ése es el creyente. Esa es su fortaleza y su escudo. ¡Amén! “El Nombre de Jesucristo es una Torre Fuerte y los justos correrán hacia Él y serán salvos”. Jesucristo es nuestra defensa. Ya todos sabemos lo que sucedió, sólo había un lugarcito expuesto en la frente del gigante y allí dirigió Dios la piedra, al blanco de muerte y así mató al gigante. David fue un creyente.

Otro creyente fue Abraham. Él era un Caldeo de la ciudad de Ur. Él fue llamado a creer algo que físicamente era imposible. Pero en Romanos 4 dice que él no titubeó con incredulidad ante la Promesa de Dios, antes se esforzó en la fe, dando gloria a Dios. Cuando Abraham tenía 75 años y su esposa 10 años menos, ellos no habían tenido hijos habiendo vivido juntos desde jóvenes, cuando Dios le llamó y le dijo que se separara de los incrédulos y caminara con Él porque le había hecho padre de muchas generaciones. Dios siempre demanda separación. Abraham obedeció y no le preguntó: ¿Señor, cómo lo vas a hacer? Dios había dicho que lo haría y eso bastaba. La Biblia dice que Él estaba plenamente convencido que Dios podía cumplir lo que le había prometido. Esa debe ser la actitud de cada creyente hoy. No importa lo que digan las denominaciones cuando argumentan que el día de los milagros han pasado... A mí no me importa lo que ellos digan. Estoy completamente convencido ahora, cuánto más cuando vemos que estamos en esta edad y que estas cosas tienen que ser así.

Yo ciertamente creo que cuando esta Novia elegida, llamada y puesta en el Libro de la Vida... Entonces vendrá un estruendo del Cielo que infundirá un tremendo Bautismo del Espíritu Santo en esta Novia hasta el punto que la sacará de la tierra en el Rapto. Dios lo ha prometido así.

Job fue otro creyente. A veces los creyentes son probados. Mejor dicho, no a veces sino todas las veces. Porque todo hijo que viene a Dios tiene que ser castigado, probado y disciplinado como hijo. Recuerde, las pruebas, los caminos polvorientos y el sol caliente de la persecución; pero la lealtad de su corazón afina aquel material hasta que esté listo para ser colocado en el molde. Los hijos de Dios son formados estrictamente por Su Palabra, porque son ejemplos vivientes y la Palabra de Dios está viviendo a través de ellos. Job pasó por unas pruebas muy duras. Le fueron quitados sus hijos y todo lo demás. Luego vinieron los miembros de la iglesia y le acusaron de tener pecados encubiertos y de cuántas cosas más, sin embargo, él no le puso atención a eso. Él sabia que eso venía del diablo. El diablo procurará decirte y hacerte pensar que esas pruebas y demás cosas es Dios tratando de castigarte pero no es así. No señor. Dios lo permite para llevarte a ti a tu temple, para probar si tú estás atado a esta tierra por los cuidados mundanos o si tu tesoro está en los Cielos, porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. Todo el tiempo Satanás pudiera hacerte pensar que tu enfermedad viene de Dios. Pero cuando Job recibe la revelación de que no era Dios tentándole sino que le estaba permitiendo pasar por estas pruebas para perfeccionarlo y llevarlo a su temple. Job dijo: “Yo sé que mi Redentor vive y al fin se levantará sobre el polvo y después de desecha ésta mi piel, aún he de ver en mi carne a Dios”. Job era un creyente genuino.

En segundo lugar tenemos al incrédulo. Hablemos de él un poco. Esta clase de gente no acepta que toda la Palabra de Dios sea la Verdad. El incrédulo es un hipócrita, recuerde eso. El incrédulo se llena muy pronto, cuando comienza el Mensaje no se puede quedar ni diez minutos, tiene que irse. Él dice que cree, pero no toda la Palabra, la niega, no puede creer porque es un incrédulo pero es muy religioso. Ellos son incrédulos a la Palabra Verdadera. En nuestro texto inicial, una multitud seguía a Jesús maravillados por los milagros y sanidades que hacía, pero cuando comenzó a predicarles de lo sobrenatural, cuando les dijo algo acerca de partir el pan y otras cosas espirituales, le dijeron “Esta cosa es muy dura, no, no, nosotros no podemos creer tales cosas” y le dieron la espalda y se fueron. Allí en ese grupo estaban los setenta que tenía el conocimiento de las Escrituras. Este es el incrédulo, una persona muy religiosa pero entorpecida por el poder de Satanás. Para él ya no hay esperanza, se va y no permanece porque no puede creer toda la Palabra de Dios.

Ahora en tercer lugar tenemos al creyente manufacturado. Este es el más terrible. Son muy religiosos, éstos obran tal como su padre Judas. ¿Qué hacen éstos? Se quedan allí sentados fingiendo piedad, pero en lo profundo de sus corazones están buscando una explicación de lo sobrenatural. El país está lleno de esa clase de hipócritas. Ese es Judas, exactamente. Es el que permanece y llega a ser parte del grupo; Judas fue el tesorero. Siempre se encuentran por allí con sus manos abiertas para que se las llenen de dinero, ese sí es un detalle clave. Se portan como creyentes, pero recuerden, Judas jamás engañó a Jesús. ¿Quiénes son éstos? Son los que permanecen hasta que puedan hallar algún error. Todo el tiempo están buscando fallas.

Jesús conocía el secreto del corazón. ¡Cuán duro debió haber sido para Jesús caminar junto a un hombre que le llamaba hermano! Sabiendo que éste era un engañador que le iba a entregar más adelante y llegó hasta el punto de vender a Jesucristo por treinta piezas de plata, lo traicionó. Ese espíritu nunca muere, está hoy mismo entre los creyentes, incrédulos y manufacturados. Jesús nos alertó sobre esa clase de gente en los últimos días, porque serían tan semejantes a los verdaderos creyentes que engañarían a los mismos escogidos, si fuera posible. Los manufacturados tienen las orejas muy largas. De éstos es que tenemos que cuidarnos. Lloran, gritan, brincan, reclaman tener cultos de sanidad, etc., pero recuerden, la Novia no se cuenta en ese grupo, Ella sube en el Rapto.

Recuerden todos Uds. hoy están en una de estas tres clases, Tienen que estar y no pueden escaparse. Identifíquese con algún personaje en la Biblia, entonces Ud. creerá la Palabra cuando sea vindicada, la cual ha resultado ser contrario a la creencia popular del día. ¿Qué es lo que separa a estas tres clases de gente? La Palabra. Oremos: “Señor, yo creo que Tú eres el mismo Jesús que siempre has sido y nunca cambias... ruego que nos des de Tu Espíritu Santo para que vivifique Tu Palabra y nos des ese Poder vivificador. Ruego Padre nos lo concedas en el Nombre de Jesucristo”.

 

Si el Señor ha hablado a tu corazón por medio de este Mensaje y estás interesado en escuchar la Palabra de Dios. Te invitamos a asistir a:

 

  Extractos del Mensaje Titulado: “Tres Clases de Creyentes”, predicado por el Hno.

William Marrion Branham.

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. (1 Corintios 9:24)