Una noche en el servicio de la iglesia una joven mujer sintió el llamado de Dios en su corazón. Ella respondiendo al llamado de Dios acepto a Jesús como su Señor y Salvador. La joven mujer había tenido un pasado muy escabroso, habiéndose involucrado con el alcohol, las drogas, y la prostitución. Pero, el cambio en ella era evidente.
Cuando pasó el tiempo ella se volvió en un miembro fiel de la iglesia y eventualmente se involucraba en el ministerio, enseñando a los niños. No paso mucho tiempo para que esta joven y fiel mujer cautivará los ojos y corazón del hijo del pastor. La relación creció y empezaron a hacer planes de la boda. Allí es donde surgieron los problemas.
Vea usted, casi la mitad de la iglesia no pensaba que una mujer con un pasado como el suyo fuera conveniente para el hijo del pastor. La iglesia empezó a debatir y contender sobre ese asunto. Así que decidieron tener una reunión. Y Mientras el pueblo daba sus argumento, la tensión aumentaba, y la reunión se salió completamente del orden. La joven mujer fue herida en grande manera por las cosas que se planteaban sobre su pasado. Y cuando ella comenzó a llorar, el hijo del pastor se puso de pie dispuesto a hablar. El podía sentir el dolor que estaba siendo causado en su futura esposa. El empezó a hablar y sus argumentos fueron estos: "El pasado de mi novia no es lo que está en juicio aquí. Acaso ustedes están cuestionando la eficacia de la sangre de Jesús para lavar y borrar el pecado. Hoy ustedes han puesto en juicio la sangre de Jesús. Así que, ¿lava los pecados o no?" Toda la iglesia empezó a llorar cuando comprendieron que ellos habían estado desacreditando la sangre del Señor Jesucristo. Muy a menudo, así como cristianos, traemos el pasado y lo usamos como una arma contra nuestros hermanos y hermanas.
El perdón es una parte muy fundamental del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Si la sangre de Jesús no limpia a la otra persona completamente entonces no puede limpiarnos completamente a nosotros.
Si ése es el caso, entonces estamos todos en grande problema. ¿Qué puede lavar mis pecados? ¡Nada más que la sangre de Jesús! ¡¡¡Y asunto acabado!!!
"Echa sobre Jehová tu carga, y él te sostendrá; No dejará para siempre caído al justo."
Salmo 55:23
Una publicación dedicada al ministerio mundial de William Marrion Branham
FUENTE: Para compartir.
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